PRENSA
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01/10/2003 Espacios al "dente"Equipamiento Hostelero Hasta hace relativamente poco, salvo honrosas excepciones, hacer mención a un restaurante de hotel era aludir a un establecimiento mediocre cuya carta estaba destinada a cubrir una mera necesidad del huésped. La afluencia de público del exterior quedaba reservada casi exclusivamente a celebraciones y eventos, mientras que el cliente del hotel con inquietudes culinarias solía resolverlas de puertas para afuera. Por ello es lógico que, en su mayor parte, dichos restaurantes estuvieran ubicados en áreas interiores del hotel, aprovechando así su cercanía a la cocina principal y desempeñando, de acuerdo a las necesidades del momento, funciones que iban desde sala de reuniones hasta salón de desayunos. Lo limitado hasta hace poco de la relevancia de los restaurantes de los hoteles ha condicionado hasta no hace mucho su decoración, dando lugar a ambientes carentes de encanto que destacaban por una inadecuada iluminación y donde la personalidad brillaba por su ausencia. Hoy en día, gracias a la visión de futuro de buenos y experimentados profesionales, el moderno concepto de hostelería de prestigio ha aprendido a mirar más allá. Los hoteles se han dotado de buenos y, en algunos casos, excepcionales restaurantes, propiciando un giro de 180º con respecto a la situación anterior. Lejos de constituir un mero servicio para el establecimiento, el restaurante se ha convertido en valor añadido del hotel que, ahora sí trata de potenciarlo al máximo en todos sus aspectos y vertientes. De un tiempo a esta parte no es extraño, por tanto, disfrutar de un restaurante especializado de cuidada y exclusiva carta, almorzar en un divertido restaurante temático, degustar los platos firmados por un chef de reconocido prestigio en un entorno singular o presenciar la promoción de jornadas gastronómicas o catas selectas a manos de chefs noveles o sumilleres de lo más prometedores en localizaciones igualmente sugerentes. Y es que es evidente que los profesionales de arquitectura y decoración de interiores dedicados a la hostelería no se han mantenido ajenos a esta nueva realidad, realzando y potenciando la misma gracias a su aportación. Desde Arqui-Concept las pautas a tener en cuenta a la hora de proyectar un restaurante integrado en un hotel se marcan con claridad. La ubicación del comedor dentro del propio establecimiento se erige así en cuestión primordial, tanto en lo referente a cuestiones de logística que agilicen y aporten calidad al servicio como en lo concerniente a la comodidad de los propios clientes. Es asimismo importante lograr la máxima fluidez en la relación del interior del establecimiento con el exterior, a fin de que a la persona que venga de fuera el acceso y el entorno le resulten atractivos y suficientemente invitadores. Al margen de esto, es necesario un estudio minucioso y consecuente del proyecto de decoración, dando forma y estilo al restaurante en total complicidad con su función. En este sentido, la libertad creativa y el gusto por los detalles innovadores marcarán un importante valor diferencial a la hora de reflejar una personalidad y un estilo característicos. Diseño y texturas en los materiales de revestimiento, una correcta elección de la gama de colores sabiamente conjugada con la iluminación, la armonía en tejidos de tapicería y mantelería, así como lo acertado de la cristalería y la vajilla contribuirán notablemente al logro del objetivo deseado, ya se trate de una atmósfera envolvente o de un ambiente cálido y confortable. Estas cualidades serán, a su vez, las que definan el acierto en la concepción del restaurante. |
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